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Mostrando entradas de agosto, 2019

I

I Traigo un insomnio a cuestas esta noche extraña de caricias y llena de sonidos mansos; una tristeza incontestable en las entrañas y el rastro de tu piel sobre la mía. Necesito tu regazo para soportar el óxido irreductible de mis demonios; sacarle el jugo a mi poesía... Ahora que solo existo por tus versos. II El tiempo pasa lento frente a mis ojos, que me pesan y me hunden en el colchón. Me paseo por este mundo; lleno de puentes inacabados y botellas de licor vacías; Preguntándome cuántos metros más se alejara la otra orilla del abismo antes de que saltemos; si el resto de parejas habrán caído... III Tu piel es un océano de tentaciones... Hubiera sido un europeo más sin ti, -un pijo, sin haber leído a Marx- me cosiste a un continente -un fin- y te debo las estaciones. Te disolviste en mi sangre; Se forjó con tu cobre mi coraza mediterránea. Gracias por dejarme mojar tus hombros; por mojarme de ti el pubis. Hidraté mis poemas con nuestra vida.

II

Morí sangriento y roto allí; tu abrazo. Venciste tú; busqué tu piel y amarte, tu mar de miel hallé entre luz y arte, mi sed me dió la causa azul del trazo. Mis manos, venas, llenas; hierve en cazo mi sangre dulce; van a ir a atarte los labios locos. Soy el fuego en Marte; el flujo en Venus; todo tuyo en parte... Escupo amor o semen; nadie manda. Ahí ya soy el ebrio más borracho de ron; el "gato jazz" con barba y banda; El loco o yo; y al filo, busco el lazo que anuda psiques siendo brusco macho... Me luzco, soy tu barco roto y vianda.

III

I Tengo mi trabajo, mi amor, ahora siento el tiempo pasar por mí; guardo el peso del significado en mi corazón y mi encefalalgia me lo dicta todo; lenta e inexorable. Me encuentro solo y codicioso con el ron; como un pirata en la tabla, con la madera vibrándome en mis pies; tu beso me espera en el agua sangrienta de mi pecho. Con el norte nítido de la borrachera me he ahogado en Baudelaire... y ahora solo me falta aprender del silencio y de ti... de mí. II Follamos entre hormigas; beso a beso y polvo a polvo; sabes que tu rubor me excita. El vómito se acerca igual que el final de la botella y los goles de Gascoine resucitan aunque estuviera muerto. Soy otro borracho escritor y espero que me lean antes de que la muerte me comprima. III Me queda el placer de los versos y conducirme hasta descarrilarme. No tengo opción ante mi musa y me rindo; muestra de humildad; y mi óxido muere en tus manos. IV No puedo soportarme en este contradicción; tú cont

IV

I Me acerco cuando convergen nuestros silencios y el brindis se mantiene al acecho. Mientras tus cuchillos están manchados de nosotros y mi sangre se seca, poco a poco. Mientras se me caen los besos en tu boca y espero lamerte hasta el estómago. II Me parto los morros por ti y parto los relámpagos por tus polvos. Mi felicidad va desde tu rubor a tus poemas, orbitando alrededor de la realidad que conocemos, que truena y nos pincha. El tiempo lo mata todo; hasta que no hay qué curar y todo se vuelve migraña; hasta llegar a tus besos. III Compulso nuestro brindis y chocamos como las nubes. Te espero en el oleaje y la tierra; guardándonos el mejor lugar de la playa; donde tu Luna empieza y mi Marea termina.

V

Me entierro en nuestra calma, mis terrarios, relajo mis espaldas de los pesos y encuentro toda paz en los excesos de amarte de la boca a los ovarios. Y broto de mis ojos, tras el Larios , borracho hasta la médula y los sesos. La vida puta ahoga hasta tus besos. Te busco entre mis versos temerarios... Te encuentro acariciando mi cabeza mientras duermo y escribes mi proeza; mientras te amo y me vuelvo tuyo todo. Renazco de tu verbo inextinguible como fénix ardido, invencible; renazco recompuesto desde el lodo.

VI

I El poema crece asqueroso y viscoso; se clava en mis entrañas dulces; las desgarra. Y brota la tinta madre para encontrarse con la tierra muerta. Nace el riachuelo nítido en las fuentes de tu sonrisa. II Afilo los nervios retráctiles en mis sienes, encontrando mi rostro desfigurado en tu vagina protectora. La lluvia me sana hasta la alma y en el parpadeo del Rayo me abandono al fuego íntimo de tu voz. III Mis labios borrosos encuentran los tuyos en el torrente de mi lengua. Me sumerjo hasta la raíz y me hundo en mi corazón eléctrico. Chapoteo en los instantes y me salpican los zapatos sucios y me mancho de ti; de tu timbre y tu sabor.

VII

I Y así me encuentro trasnoche tras trasnoche; hasta que la muerte nos separe Espero tu protección y cuidado; aunque temo perderme en el abismo de haber saltado demasiado pronto... Encontrarás mis poemas entre nuestras listas de la compra: sangrientos y amorfos; recién nacidos. II Trasnocho poemas hasta encontrar la palabra que esconden tus besos. Mis alas de ángel se corroen como metal en el agua. Y te tomo a sorbos hasta hacerle el amor al tétanos. III Adoro tus ojos cuando me juzgan; como una inquisición melosa, donde tus labios me torturan hasta sacarme el néctar. El arco de mi brazo me empuja al verso mientras gotea la sangre hasta mancharme los dedos: tus dedos rascándome la palma hasta que palme. La resurrección de mis reflejos sórdidos.

VIII

I Me inundas la nariz con el olor indeleble de tu fuego; y entonces, me miras hasta el borde del alma. Nace el dragón desde mi garganta, vomito el fuego desde la punta de mi raíz; desde el gulag de mi tristeza. II El plomo me trata a palos; la cabeza me de latigazos, por eso: siento y analizo. Por eso: arranco de raíz mis errores III Mis versos son difíciles de memorizar. No obstante, es fácil acordarse de ellos. Temporero de tempestades, llevo tus relámpagos en las fosas. Respiro tu flujo y reflexiono sobre un futuro difuminado, pero marcado por tus labios. IV El día acaba en un infierno celestial; tu clítoris es una masa húmeda y deliciosa que arde como mi deforme corazón de madera y mi sangre enferma.

IX

I Busco la Esperanza con las manos temblorosas; la garganta inflamada y la vomitina secándose en las encías. Los dientes transparentes muerden como el fuego afilado. II Abrí los ojos con ganas de follarte: ducha, dentífrico y desodorante. La mar me ruge llegamos al andén con la luz sucia III Las farolas se llenan de bichos, y poco a poco, me acomodo en mi cadalso, con sueño. El cielo eyacula en mis pupilas; la niebla de tus manos me acaricia y me dirige. Estoy pateando montañas en el camino de las baldosas grises. IV El riachuelo nítido nace: nace de tus guiños; del guiño de la luz fría de la cocina cuando te cocino y te excitas. V Reblandezco las losas de la Memoria... y te encuentro. Tu luz me oxida.

X

I Se me cae el semen por el amor y los mocos por el alcohol. Clavo las uñas en mis manos; los colmillos en mis labios; la polla en la vagina. II Otra noche mansa... la selva me asalta en el asfalto. Me hago una paja furiosamente y vuelvo a comer de tu mano -yemas, dedos y palma-. Y no hay quien me pare. III Es un dolor quebrarme la voluntad para vernos. No obstante, he hurgado en mí para encontrarte Distingo si lato; si sangro.